Kichi prohibirá en Cádiz las piscinas en azoteas y estudia un impuesto para quien ya la tenga
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El Ayuntamiento de Cádiz que dirige José María González ‘Kichi’ quiere limitar las piscinas en azoteas de la ciudad y que sólo los hoteles puedan disfrutar de ellas. Ni hostales ni pensiones ni apartamentos turísticos ni conjuntos residenciales. Además, y con la excusa de ahorrar agua, la concejalía de Urbanismo estudia también imponer una tasa a los gaditanos que ya dispongan de una.
La nueva regulación, avanzada por Diario de Cádiz, busca cortar de raíz el aumento de este tipo de viviendas en la localidad y se está preparando en colaboración con la empresa municipal Aguas de Cádiz.
El teniente de alcalde de Urbanismo, Martín Vila, ha advertido de que «lo que antes era un proyecto ocasional ahora se está convirtiendo en una norma» y emplaza a los gaditanos y turistas a refrescarse en la playa. «Necesitamos garantizar la convivencia vecinal y evitar las actividades encubiertas que puedan generar problemas. Todo ello ligado a la defensa del medio ambiente, la sostenibilidad y la eficiencia energética», ha recalcado, denunciando el alto consumo de la agua y energía que supone su uso.
Por su parte, la concejal y presidenta de Aguas de Cádiz, Ana Fernández, señala que «es un sinsentido que en este contexto de lucha contra el cambio climático y necesidad de ahorrar agua, se instalen estos equipamientos extras que no son necesarios en una vivienda. El agua es un bien escaso por lo que estas piscinas entran en conflicto con la necesidad de regular su uso».
Otro de los motivo esgrimidos desde el consistorio local para justificar esta nueva cruzada de Kichi apunta a que algunos proyectos residenciales con piscina en azoteas acaban siendo utilizados como pisos turísticos y, presumiblemente, sin pasar lo preceptivos controles medioambientales previos.
Unos controles que el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) sí exige presentar en el caso de que en el inmueble se desarrolle una actividad económica de la que forma parte la piscina a construir, como ocurre con los hoteles. Además de la calificación medioambiental, PGOU no establece impedimentos directos, pero la construcción sí se puede rechazar si vulnera la tranquilidad de los vecinos.